Físicamente habitamos un espacio, pero, sentimentalmente, somos habitados por una memoria.
José Saramago
Ausländer, en alemán, quiere decir extranjero. Este ensayo retrata la paradoja de los sentimientos que despertaron durante la búsqueda de una identificación personal en una tierra desconocida, lejana y al mismo tiempo impregnada de memorias y raíces. Una historia sobre una indagación, sobre un imaginario reencuentro entre abuelo y nieta.
En 1935, en tiempos difíciles que precedían la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo materno, a sus 18 años dejaba Alemania y llegaba al Brasil. Atrás quedarían sus padres, los amigos, los sueños. Crecí oyendo sus historias y buscando una referencia en aquel país que, de alguna manera, también sentía ser el mío.
El ensayo Ausländer comienza a producirse en 2011, durante un viaje que realicé en Alemania con la expectativa de encontrar todo el significado posible de la palabra ascendencia. El destino: El pueblo de Nannhausen, tierra de mi abuelo. Sin embargo, ¿Cómo fotografiar algo que no existía más allí? ¿ Más allá de la de mi imaginario, dónde se encontraba la presencia de mi abuelo?. Por coincidencia, o no, perdí todas las fotografías de la tarjeta de memoria. Me observé vacía, nuevamente. Así permanecí por algunos días, intentando darle sentido a todo aquello, al por qué de tanta perdida. Encontré respuesta en un trecho de las Ciudades invisibles de Ítalo Calvino:
-¿Viajas para revivir tu pasado? -era en ese momento la pregunta del Kan, que
podía también formularse así: ¿Viajas para encontrar tu futuro?
Y la respuesta de Marco:
-El otro lado es un espejo en negativo. El viajero reconoce lo poco que es suyo al descubrir
lo mucho que no ha tenido y no tendrá.[1]
Repartí para una construcción de mis memorias creadas sobre los recuerdos efímeros de una relación entre nieta, abuelo, lazos y ausencias. Las fotografías surgieron del proceso de identificación con lo desconocido de aquel país y de la búsqueda en vestigios de recuerdos encontrados en la casa en que mi abuelo vivió en Recife.
La inquietud por la contradicción, sentirse extranjera y al mismo tiempo estar fuertemente atada afectivamente a una tierra y a la relación con los espacios y el vacío de la casa en la cual mi abuelo vivió, guiaron la construcción de mi mirada.
Son fotografías que revelan sentimientos fuertes y que pesar de ello son volátiles y frágiles de una memoria fragmentada de la familia, casi inexistente, que me habitan y me hacen sentir habitante de un lugar que no es el mío.
[1] Traducción original: CALVINO, Italo, Las ciudades invisibles, Ed. Siruela, 2017.